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Prado Mercearia recuperó la tradición cuando dio una nueva vida al antiguo espacio de la Conserveira Lisbonense. Fue en ese edificio, comprado por cuatro hermanas, que surgió este colmado antiguo.

La decoración nos cautiva inmediatamente (no hay cómo no ver la balanza en la barra de madera con cristal o los frascos de cereales), pero es cuando exploramos los ingredientes y los productos que percibimos lo que hay de tan especial en Prado: todo tiene una cualidad excepcional.

Los productos son criteriosamente seleccionados, la relación con los pequeños productores está bien presente y hay opciones biológicas, orgánicas y a bulto – una forma de comprar que hace todo el sentido que sea recuperada y que cada vez más forma parte del cotidiano de los lisboetas.

El vino, el queso, el aceite de oliva, los embutidos, las mermeladas y la miel son apenas algunos de los productos que llegan de todas las partes del país para destacar lo que hay de mejor en Portugal. Y si hay quien recuerde con añoranza el olor de los caramelos de la Conserveira Lisbonense, también su sucesora es vista con mucho cariño. Al final, cuando los productos tienen buena calidad, hablan por sí mismos.

Sea haciendo la compra o buscando los ingredientes para una cena especial, Prado Mercearia es el lugar donde ir. Sin pretensión y perfectamente adaptada a los tiempos modernos, Prado ofrece familiaridad y calidad en la hora de rellenar la despensa y la nevera.

Sugerencia Cool: En Prado también es posible comer una comida leve. Las sopas, ensaladas y bocadillos acompañados por el zumo del día son una buena sugerencia.