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En una antigua panadería, cuatro mesas que, en el silencio de un espacio donde no hay campana extractora, reciben platos pensados con detalle y creados uno a uno por el chef Tiago Feio, que podemos observar mientras esperamos. El Restaurante Leopold promete una experiencia gastronómica inolvidable y no decepciona: todo es desafiante, todo es nuevo, todo es innovador.

El concepto privilegia una selección cuidada de los ingredientes (las legumbres son casi todas nacionales y biológicas, por ejemplo) y desafía el propio chef: hay que jugar con los sabores, las texturas y las presentaciones eximias en piezas de loza de Caldas. La carta es pequeña, pero todos los platos son únicos y todos son colocados en el centro de la mesa – aquí se promueve la compartición y la convivencia entre las personas que se sientan juntas. Recomendamos el pan alentejano, 'broa' de maíz, con queso fresco de cabra aromatizado con lima; el huevo cremoso cocido en baja temperatura con champiñones shitake y semillas de trigo crocantes; y la ternera de Azores con algas y mizuna. Para postre, opte por la crema de plátano con arena de canela y queso de São Jorge.

Experimentalista e intimista, así es Leopold, ideal para los que les gustan aventuras gastronómicas.

Sugerencia Cool:: Como no hay fogón en el restaurante, todos los ingredientes son confeccionados a vacuo o con otras técnicas de culinaria que no exigen la utilización de fuego.